Como hemos visto, la Investigación Aplicada es un proceso que permite transformar el conocimiento teórico, que proviene de la Investigación Básica, en conceptos, prototipos y productos, sucesivamente. Ahora bien, este proceso requiere de una estrecha colaboración entre la academia o educación superior (profesores y alumnos), la industria y los usuarios.
La elaboración del nuevo conocimiento, que se traduce en un producto o servicio, debe, obligatoriamente, contar con la participación de los usuarios finales y la industria, encargados de comprobar que responda a las necesidades reales de la sociedad. Por lo tanto, una estrecha colaboración entre la educación superior y el mercado puede generar un elevado valor agregado en la creación de nuevos procesos o productos.