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Estudio y organización del tiempo

La importancia de evitar la procrastinación

La procrastinación es la acción o hábito de aplazar actividades o situaciones que deben atenderse en el momento, sustituyéndolas por otras que resultan irrelevantes o agradables por temor a afrontarlas y/o pereza a realizarlas. No todas las personas postergan las tareas en la misma etapa. Algunas las posponen antes de empezar porque les parecen demasiado trabajosas; otras empiezan, pero cuando aún están a medias, se desaniman y las aplazan; por último, también están aquellas que, cuando están a punto de concluir, empiezan otra, dejando la primera sin finalizar. La principal causa de la procrastinación es la falta de autorregulación y organización del tiempo, lo que genera un perjuicio hacia nosotros mismos. 

¿Qué es la procrastinación académica?

Entendida como la mala práctica de aplazar, postergar o dilatar la realización de actividades relacionadas al ámbito de estudio. La procrastinación académica que, en términos coloquiales, es lo mismo que “sacar la vuelta” o "dejar para mañana lo que me corresponde hacer hoy", se evidencia, por ejemplo, en retrasar de forma voluntaria el repaso para una prueba, la lectura de un texto para una clase, la realización de un informe, etc. 

Como respuesta a esta emoción negativa, que se produce debido a pensar que debemos hacer aquello que nos estresa, nos aburre o creemos que es muy difícil, se privilegia el sentirse bien a corto plazo mediante la realización de actividades placenteras que resultan irrelevantes para la situación que se debe enfrentar. Por ejemplo, si en lugar de estudiar para un examen, nos dedicamos a ver una película. Este tipo de elecciones que nos llevan a evadir nuestras responsabilidades, tarde o temprano, traerá consecuencias negativas en lo académico, tales como notas deficientes, reprobación de ramos, sensación de angustia, ansiedad, entre muchas otras.
 

Atención


“Postergar las cosas roba tiempo”

Edward Young

¿Por qué dejamos las cosas para después?

Existen múltiples causas, entre las que se destacan una administración inadecuada del tiempo, el bajo compromiso escolar, la falta de hábitos de estudio, el bajo control de las emociones, entre otras.
Es clave comprender que las personas que tienen el mal hábito de postergar tienen dos creencias irracionales: primero, sentirse incapaces de lograr lo que se proponen y segundo, considerar el medio que los rodea como un lugar complejo y exigente.
Estas creencias se manifiestan de diversas formas en las personas:

  • Baja autoestima: percepción de nosotros mismos que nos impide percibirnos como personas valiosas, talentosas o simplemente tener un juicio objetivo respecto a quiénes somos. Este sentimiento provoca que un individuo se sienta incapaz de realizar una tarea o actividad.
  • Perfeccionismo y miedo al fracaso: tendencia a establecer altos estándares de desempeño, con una posterior evaluación que resulta excesivamente crítica. Esto, a su vez, sirve de excusa para postergar y justificar un resultado final inadecuado por falta de tiempo, lo que a su vez se relaciona con el miedo al fracaso. 
  • Ansiedad: sentimiento de miedo, temor e inquietud frente a amenazas, ya sean reales o imaginarias. Cuando se tiene tendencia a esta emoción, es común acumular muchas actividades, lo que aumenta la ansiedad, provocando que la toma de decisiones sea más difícil. 
  • Sentirse saturado: emoción que se da cuando el trabajo se acumula, provocando que la persona se sienta incapaz de establecer prioridades. A su vez, este sentimiento impide “ponerse manos a la obra”, lo que genera un círculo vicioso.

Por otra parte, existen diversos efectos relacionados a la procrastinación. Entre estos se encuentran los siguientes:

Posibles consecuencias de procrastinar
  • Disminución de la sensación de bienestar
  • Aumento de estrés
  • Dificultad para seguir instrucciones
  • Impuntualidad
  • Bajo rendimiento académico
  • Problemas de personalidad
  • Búsquedas de excusas fraudulentas para lograr más plazo o evitar sanciones
  • Desmotivación
  • Disminución de la creatividad
  • Baja calidad de los trabajos/informes/actividades
  • Dificultad para relajarse cuando se tiene tiempo libre debido a sentimientos de culpa
  • Baja retención de lo aprendido (se olvida con mayor rapidez)

¿Sabías que tenemos frases o actitudes frecuentes que nos llevan a procrastinar? Evita las siguientes:

 

Atención

“La próxima vez sí llegaré puntualmente”

Vivir siempre atrasados es un hábito muy grave. Por ello, debemos prestar especial atención si reconocemos que la estamos reiterando frecuentemente, ya que es un indicador de que no somos capaces de respetar el plazo fijado. 

 


“No te preocupes por lo que piensan los demás y haz lo que te dé la gana”

Ten presente que esta forma de comportarse resulta perjudicial, pues transfiere la responsabilidad a alguien más. 

Atención

¿Eres un procrastinador?

Un factor importante para redirigir los esfuerzos es saber qué tan arraigado tenemos el hábito de postergar las responsabilidades. Por lo tanto, una autoevaluación permitirá reconocer los propios puntos fuertes; tener expectativas realistas, evitar la negatividad y utilizar un lenguaje positivo; calcular el riesgo en cada ocasión, estar preparados para actuar y aprovechar las oportunidades.

Autoevaluación
Contesta a las siguientes afirmaciones marcando la opción más acorde a tus propias acciones. Nunca A veces Siempre
1.    Asisto regularmente a clases.      
2.    Evito cumplir con mis responsabilidades a último minuto.      
3.    Generalmente me preparo por adelantado para las evaluaciones (pruebas, exposiciones, informes, exámenes, etc.).      
4.    Cuando me asignan lecturas, las leo la noche anterior.      
5.    Cuando me asignan lecturas, las reviso el mismo día de la clase.      
6.    Cuando tengo problemas para entender algo, inmediatamente trato de buscar ayuda.      
7.    Trato de completar el trabajo asignado lo más pronto posible.      
8.    No postergo los trabajos, incluso cuando no me gustan o encuentro difícil la asignatura.      
9.    Dedico tiempo a la lectura del material de las asignaturas, aunque sea aburrido o difícil de comprender.      
10.    Constantemente intento mejorar mis hábitos de estudio.      
11.    Invierto el tiempo necesario en estudiar aun cuando el tema sea aburrido.      
12.    Trato de motivarme para mantener mi ritmo de estudio.      
13.    Trato de terminar mis trabajos importantes con tiempo de sobra.      
14.     Me tomo el tiempo de revisar mis tareas antes de entregarlas.      
15.    Aprovecho el tiempo para adelantar actividades si me es posible.      
16.    Disfruto la mezcla entre el desafío y la emoción de esperar hasta el último minuto para completar una actividad.      

 

Recomendación:

Selecciona tres de las afirmaciones que hayas marcado como “Nunca” o “A veces”. Luego, determina para estas, tres acciones concretas que te permitan incorporarlas en tu rutina.

 

Ahora que estamos al tanto de los principales aspectos relacionados a la procrastinación, es posible tomar conciencia de todo aquello que debemos evitar. En consecuencia, el objetivo será comenzar a trabajar en vez de postergar. 


“El secreto para salir adelante es simplemente empezar”

Mark Twain.

¿Qué se puede hacer para evitar la procrastinación?

Se han probado diversas técnicas, tales como el establecimiento de rutinas y calendarios; la exposición paulatina a los eventos que se evitan al procrastinar; el establecimiento de metas y objetivos diarios para generar aumento de la motivación; el manejo de las creencias pocos realistas, como el perfeccionismo o el miedo al fracaso; la mejora del monitoreo de nuestras propias actividades, considerando el tiempo y esfuerzo que se requiere para cumplir ciertas metas y, finalmente, la terapia psicológica.

A continuación, se presentan algunas técnicas que se pueden utilizar para disminuir la procrastinación:

Diagrama de Estudios



Kaizen: el interesante método japonés para combatir la pereza

¿Sabías qué?
Kaizen: el interesante método japonés para combatir la pereza

También llamado “regla de un minuto”, consiste en realizar a diario durante 60 segundos una misma tarea todos los días para que esta se convierta en rutina y que, con el paso de los días, pueda desarrollarse durante más tiempo y con más efectividad.
Así, podremos vencer esa extraña sensación que nos hace sentir cansancio y que es la que muchas veces nos impide llegar a sentir la satisfacción de cumplir un deber. Al ser un período corto de tiempo, el cerebro no va a rechazarlo, de modo que la procrastinación no hará acto de presencia y nos iremos acostumbrando poco a poco a la nueva rutina. 

¿Listo para asumir el reto?

Para finalizar, recuerda:

Diagrama mas frase


Identifica qué tanto postergas tus actividades, presta atención a las razones que te motivan a hacerlo, así como también a los problemas que te genera. Es tiempo de ponerse en acción: haz una lista de tareas ordenadas por importancia y planifica el tiempo para hacerlas. Recuerda darte un premio cuando alcances tus metas.

Referencias

Loaiza, S. P. (2017). Modelo pedagógico, centrado en la inteligencia emocional, para disminuir la procrastinación. LAMBAYEQUE, PERÚ. 
Rodrigo Moreta-Herrera, T. D. (2018). Welcome to the Journal of Psychology and Education. Obtenido de https://www.rpye.es/pii?pii=166 
Watchtower. (s.f.). jw.org. Obtenido de https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/101995246?q=procrastinar&p=doc 

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