En el contexto de Educación Superior, es fundamental que los principales protagonistas del proceso educativo, docentes y estudiantes, aprendan a usar de forma ética y legal la información. Esto significa que debemos conocer los principales alcances referidos al Derecho de Autor de aquellas obras y/o textos utilizados con mayor frecuencia (libros, artículos de revistas, ensayos, etc.) en este nivel educativo.
En concreto, se ha de procurar que, al utilizar información para la realización de algún trabajo académico, debamos, por un lado, evaluar si el material a utilizar (textual, gráfico o audiovisual) ofrece o no la posibilidad de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación; y, por otro, en el caso de que así sea, respetar la autoría, dejando constancia de esta a través de citas y referencias (ver tema Organización y Uso de la Información).
Actualmente, es posible acceder fácil y rápidamente a un sinnúmero de contenidos y formatos en internet que, por su naturaleza digital, hacen sencillo el proceso de edición, almacenamiento y difusión. Sin embargo, muchas veces existe entre los usuarios la creencia errónea de que el acceso a los recursos gratuitos y públicos encontrados en la web, implican la posibilidad de apropiarse de la información sin límites ni normas. Esta falsa idea explica que hoy en día el plagio resulte una práctica tan común y habitual en ámbitos de estudio y trabajo.
Por lo tanto, para evitar estos errores, es fundamental adoptar buenas prácticas académicas, asociadas al uso de la información, que promuevan nuestra creatividad, originalidad y esfuerzo. Tres de ellas corresponden a las siguientes:
Una opción muy útil para saberlo es la que ofrece Google, a través de la acción correspondiente a pegar un fragmento del trabajo académico en la caja de búsqueda, con la finalidad de observar a qué páginas se dirige. De este modo, es posible comprobar si las ideas expuestas en el trabajo son originales o, por el contrario, fueron copiadas textualmente, o de forma muy similar, de otro documento, página u otro.
Otra alternativa es utilizar el programa antiplagio SafeAssign que ofrece nuestra plataforma institucional. A través de la activación de esta herramienta por parte del docente, tanto profesores como alumnos pueden verificar la originalidad de los trabajos enviados.
Sumada a las anteriores, se encuentran los programas antiplagio disponibles en internet (gratuitos o pagados), que resultan muy fáciles y efectivos de utilizar, ya sea para profesores o estudiantes. Un ejemplo de estos son Plagium y Plagscan, caracterizados por admitir textos muchos más amplios, a diferencia de la acción realizada por motores de búsqueda como Google o Yahoo, para detectar el plagio.
La principal sugerencia para incorporar imágenes ornamentales a una presentación PowerPoint sin ningún tipo de inconveniente, es decir, que no exija la mención del autor a modo de referencia, es considerar solo aquellas que se publican bajo la licencia Creative Commons Zero (CC0), correspondiente a la idea de “ningún derecho reservado”.
Esta licencia permite a creadores y propietarios de contenidos con derechos de autor, renunciar a ellos para que otros puedan usarlos libremente para cualquier propósito, y sin ninguna restricción. En concreto, esto significa que es posible copiar, modificar, distribuir y reproducir las imágenes de forma gratuita, sin necesidad de solicitar permiso o señalar autoría.
Para encontrar imágenes que presenten este tipo de licencia (CC0), el buscador de Creative Commons te permite encontrar varias páginas con este atributo, entre estas Pixabay.
En el caso de querer compartir algún trabajo académico u obra de tu autoría en internet, una excelente opción, antes de hacerlo, es crear una licencia Creative Commons. Para comprender en detalle el proceso de cómo realizarlo, revisa los siguientes enlaces del sitio Creative Commons:
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional
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