En este viaje en el que exploramos los alcances de la inteligencia artificial (IA), nos adentraremos en un dilema intrigante: ¿hasta qué punto podemos confiar en que estas creaciones tecnológicas sean verdaderamente precisas e imparciales? Las IAs aprenden a partir de datos proporcionados por humanos, y si esos datos tienen sesgos, errores o carecen de diversidad, pueden perpetuar esos sesgos o hacer predicciones inexactas o generar información falsa.